A esta conclusión llegaron estos científicos después de rastrear el arsénico dentro de las células de una bacteria:
SINC. Norteamérica “Sabemos que algunos microbios pueden respirar arsénico, pero lo que hemos encontrado es uno que hace algo diferente: construir partes de sí mismo usando arsénico”, destaca Felisa Wolfe-Simons, investigadora del Instituto de Astrobiología de la NASA y autora principal del estudio que publica Science Express.
La bacteria protagonista es una amante de la sal, miembro de la familia Halomonadaceae (cepa CFAJ-1) de las proteobacterias, que fue recogida en el Lago Mono de California (EE UU). Después, en el laboratorio, los investigadores la cultivaron en placas Petri y fueron reemplazando gradualmente el fósforo (en forma de fosfatos) por el arsénico.
Además de revolucionar la astrobiología, los científicos implicados en el estudio consideran que este trabajo puede hacer replantear numerosas investigaciones en curso, relacionadas con temas como la evolución de la vida en la Tierra, la química orgánica o los ciclos biogeoquímicos, además de otros relacionados con la microbiología o el tratamiento de enfermedades.
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